La cuestión es que es un gran honor contar con su experiencia y sus aportaciones, y todas ellas, en el futuro, vendrán precedidas por el título de:
"LA CAJA LACADA"
texto de Jorge Santillán
Las cajas de escritura lacadas (muy apreciadas entre la nobleza Heian,
años 790-1185 ) eran decoradas con oro o madreperla.
En la actualidad el Bentō (en
japonés,
弁当 o べんとう) es una ración de comida
sencilla preparada para llevar,. Tradicionalmente suele contener arroz, pescado o carne
y una guarnición o acompañamiento, por
lo general a base de vegetales. Está hecho a mano y suele ir en una bandeja o
recipiente al uso, como cajas de madera.
En el período Azuchi-Momoyama (1568 a 1600) comenzaron a surgir las cajas lacadas de madera como
recipiente tradicional y el bentō solía consumirse durante unhanami o fiestas del té.
A
nosotros nos gusta leer y comer por tanto inuguramos este rincón del blog
esperando tengáis: buen provecho!
Nuestra primera “caja lacada” encierra letras del libro
LAO ZI (el libro del Tao)
de Ediciones Alfaguara,
edición bilingüe (1978)con
traducción, prólogo y notas de Juan I. Preciado.
Antiguo grabado sobre LAO ZI
Dice Preciado al final de su
extenso e interesante Prólogo:
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El Lao zi (Tao Te Ching) es un
libro oscuro. Uno de los “tres misteriosos” en compañía del Yi jing y el
Zhuan zi. No es, pues, de extrañar que a la hora de interpretar, ni los
autores chinos se pongan de
acuerdo. Desacuerdo que llega, muchas veces,
a la confrontación. En
realidad, el Lao zi es una fuente
inagotable. Cada cual puede beber de
él hasta sentirse satisfecho. Fervorosos
creyentes, ateos convencidos,
materialistas dialécticos, idealistas
subjetivos y objetivos, todos podrán encontrar en él sugerencias e
inspiración para confirmarse en
sus posturas. El Lao zi es manual para
el gobernante y evangelio
para el ácrata, norte y guía para el
guerrero y justificación para el
hombre de paz y refugio para el que
huye del mundo. Todos pueden
leerse en el Lao zi. Todos, menos los
soberbios, los ambiciosos y los
hombre vulgares. “Nadie hay en el mundo
capaz de comprender mis
palabras.”
Cap.
I (según ordenamiento realizado por J. I. Preciado)
El
Hombre de virtud superior no tiene virtud,
y
por ello precisamente la posee.
El
Hombre de virtud inferior se aferra a la virtud,
y
por ello precisamente carece de ella.
El
hombre de virtud superios no actúa,
ni
pretende alcanzar fin alguno.
Quien
posee la rectitud superior actúa,
pero
no pretende alcanzar fin alguno.
Quien
posee la rectitud superior actúa,
y
pretende alcanzar un fin.
Quien
se conforma a los ritos actúa y cuando
alguien
no corresponde ,
extiende
sus brazos y le obliga a someterse.
De
modo que trás la pérdida del dao aparece la virtud,
trás la pérdida de la virtud aparece la
bondad,
trás
la pérdida de la bondad aparece la
rectitud,
trás
la pérdida de la rectitud aparecen los
ritos.
Los
ritos, pues, suponen un debilitamiento de la lealtad
y la confianza,
y
son el principio del desorden.
Los
conocimientos son la superficie del dao,
y el
principio de la necedad.
Por
eso el sabio se mantiene en el fondo
y no
en la superficie,
se
mantiene en el centro y no en el extremo.
De
manera que rehusa lo un y adopta lo otro.
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Según la tradición, fue escrito alrededor del siglo VI a. de C.
por el sabio Laozi, un archivista de la corte de la dinastía Zhou.
Es uno de los textos fundamentos del taoísmo y tuvo una influencia
con el budismo, que cuando se introdujo por primera vez en China fue
interpretado usando en gran medida palabras y conceptos taoístas. La filosofía oriental de la naturaleza y visión del
mundo están impregnadas del pensamiento taoísta y así
muchos artistas, pintores, calígrafos y hasta jardineros han usado este libro
como fuente de inspiración.