Jorge Santillán nos invita en LA CAJA LACADA en su XII aportación, a conocer brevemente a Taisen Deshimaru , aproximándonos nuevamente la cultura oriental, de la mano del concepto del zen y de su práctica, con este artículo del mencionado e imprescindible maestro japonés. Gracias por iluminarnos, Jorge, gracias por dar calidad y cantidad a este humilde blog de Aikido con tu sección, que dicho sea de paso, cuenta con seguidores propios.
Referente al artículo que sigue,existe en mi opinión, además, una analogía entre el concepto del Aqui y ahora, el momento AIKI marcial, y el principio tan latino y occidental del Carpe Diem.
Sea como sea, sean bienvenidos, nuevamente, a la Caja Lacada!
La Caja Lacada XII : ZAZEN y TAISEN DESHIMARU
Taisen Deshimaru nació en 1914 en Saga (Japón), en el seno de una antigua familia de samurais. Su madre era una ferviente budista y su padre quería que hiciera una carrera comercial. A los veinte años empezó a estudiar Económicas. Pero, decepcionado por la educación moderna que dejaba de lado completamente la dimensión espiritual, y siempre en busca del verdadero sentido de la vida, entró en contacto con la enseñanza del zen.
Por fin su búsqueda le condujo a Kodo Sawaki. A éste se le respetaba y admiraba en todo Japón por su vida sencilla y libre. Le había devuelto al zen toda su frescura al sacarlo de los templos que estaban estancados en el formalismo. Cuando Deshimaru se acercó al maestro, éste, sentado en zazen sin darse la vuelta, sin ni siquiera levantar la vista, le dijo: 'Esperaba tu visita con impaciencia.' Deshimaru se convirtió en su discípulo y le siguió fielmente manteniendo su vida en el mundo social. Cuando le pidió que le ordenara monje, Kodo Sawaki le contestó: 'En nuestros días los monjes se han hecho profesionales. No hacen zazen y ejecutan mecánicamente las ceremonias para los laicos. Comprendo que me lo pidas, pero prefiero que sigas viviendo en el mundo social y que sigas practicando zazen. Haré de ti un gran monje.' Así, Taisen Deshimaru llevó una vida social y familiar mientras siguió practicando zazen con su maestro. Poco a poco integró en su vida la contradicción entre lo material y lo espiritual que le había atormentado en su juventud. Poco antes de morir, Kodo Sawaki le ordenó monje y le pidió que llevara el zen, zazen, a Occidente.
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KODO SAWAKI |
A la muerte de su maestro, Deshimaru permaneció sentado en zazen durante 49 días. Dos años más tarde dejó a su hijo al frente de la familia, arregló sus asuntos y tomó el Transiberiano con dirección a Francia, sin dinero, sin conocer ni una palabra de francés, sólo con su kesa (vestidura de la transmisión) y con los cuadernos de notas de su maestro. Tenía cincuenta y tres años.
En 1967, en París, alojado en la trastienda de un almacén de dietética, Deshimaru practica zazen todos los días y se gana la vida dando masajes shiatsu y conferencias. Sostenido por su profunda fe en la práctica de zazen y en la transmisión de su maestro, consigue hacer accesible para los occidentales la enseñanza de los grandes maestros zen. Impresionados por zazen y por la personalidad de Taisen Deshimaru, cada vez más
gente practica con él. Abre un dojo, dirige las primeras seshines y empieza a ordenar a sus discípulos como bodhisattvas, monjes y monjas. Su actividad no se limita a la enseñanza en el dojo. Tiene un profundo deseo de ayudar al ser humano de la civilización actual, cuyo desequilibrio percibe, y de hacer que consiga por medio de zazen una comprensión más profunda de sí mismo y de su vida.
Con la ayuda de sus discípulos, que cada vez son más numerosos, crea más de cien dojos en Europa y funda el templo de la Gendronnière, el mayor dojo zen de Occidente. Al mismo tiempo educa a sus discípulos. Su enseñanza es muy concreta y está enraizada en la vida cotidiana. Reconocido por los principales templos del zen soto de Japón, se le nombra kaikyosokan (responsable de la enseñanza del zen) para todo Europa. En su país se le llama 'el Bodhidharma de los tiempos modernos'. Para sus discípulos es sencillamente Sensei, el más antiguo. En sus últimos años, cada vez más consciente de la urgencia de ayudar al ser humano en el desequilibrio del mundo moderno, intensifica sus actividades, trabajando incansablemente, sin permitirse un descanso. A veces decía: 'Quizás mi vida sea breve, pero al menos no habrá sido egoísta.'
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A principios del año 1982 se pone enfermo, lo que no le impide seguir haciendo zazen todos los días con sus discípulos. En primavera se va de Francia a Japón y muere el 30 de abril. Sus últimas palabras para sus discípulos son: 'Por favor, continuad zazen.' Durante 49 días, en todos los dojos que había creado, sus discípulos practicaron zazen día y noche en completo silencio.
Taisen Deshimaru legó a sus discípulos la esencia del zen, zazen, que ahora ellos a su vez transmiten, siguiendo con su misión, practicando en los dojos y reuniéndose en el templo de la Gendronnière a lo largo de las grandes seshines del año. Como Bodhidharma que hace mil cuatrocientos años llevó el zen de India a China, como Dogen que hace setecientos años lo introdujo en Japón, el Maestro Deshimaru ha transmitido la esencia de la enseñanza del Buda a Europa y a todo el mundo.
"He ofrecido el verdadero zen a los europeos, es la mayor alegría de mi vida. He hecho realidad el deseo de mi maestro Kodo Sawaki, y estoy convencido de que esto va a hacer historia." Taisen Deshimaru.
Leído en: www.culturamarcial.com.ar
artículo “AQUÍ Y AHORA” del libro
“ZEN Y LAS ARTES MARCIALES”
de TAISEN DESHIMARU
Vosotros y yo somos diferentes. ¡Si no se pueden encontrar soluciones a la propia vida se llega a un callejón sin salida! Aquí y ahora, ¿cómo crear nuestra vida? Se proyecta una película y si se detiene, la imagen se vuelve fija, inmóvil. Las artes marciales y el Zen tienen en común la creación y la concentración de la energía. Concentrándose “aquí y ahora” y exteriorizando la verdadera energía de nuestro cuerpo, se puede observar y recargar. Cuando se abre la mano, se puede obtener todo. Si se cierra la mano, no se puede recibir nada. En las artes marciales, hay que penetrar los elementos, los fenómenos, y no pasar al lado de ellos. Las artes marciales son pues esencialmente viriles, ya que el hombre penetra a la mujer. Pero en nuestra época todo el mundo quiere economizar su energía y se vive a medias. Siempre se esta incompleto. Las gentes viven a medias, tibias como el agua del baño.
Hay que aprender a penetrar la vida.
Así, el secreto de las artes marciales es aprender a dirigir el espíritu, Ryu Gi. Esto forma la base de las técnicas corporales. El espíritu debe volverse la sustancia. El espíritu es la sustancia, sin forma pero algunas veces tiene una forma. Cuando la actividad del espíritu llena todo el cosmos entero, este espíritu aprovecha las ocasiones, tiene una posibilidad de evitar los accidentes y puede atacar las diez mil cosas en una sola. Esto significa que, durante un combate nuestro espíritu no debe ser influenciado por ningún movimiento del adversario, por ninguna de las acciones de su cuerpo y de su espíritu. Nuestro espíritu debe dirigirse libremente, no tener la esperanza de atacar al adversario, ni dejar de prestarle atención. Se debe estar completamente atento de instante en instante.
En nuestra vida cotidiana es lo mismo. Algunas personas solo piensan en el dinero, ya que este permite satisfacer todo. Ahora bien, por él, pierden su honor. Otros solamente desean honores y pierden su dinero. Algunos se concentran solamente sobre el amor, pierden su dinero y su energía. “Pero nuestra dicha no existe de un solo lado.”
Debemos crear nuestra vida, volvernos libres, desapegados, solamente atentos al aquí y ahora: todo se encuentra aquí.
“El reflejo de la luna en el rió esta siempre en movimiento. Sin embargo, la luna existe y no se va de ahí.” Se queda pero se mueve. En un poema muy corto sobre el secreto del Zen y de las artes marciales, y un gran koan. La corriente del agua no vuelve nunca hacia atrás. El agua pasa, pasa... pero la luna no se mueve. Durante un combate, el espíritu tiene que ser como la luna, pero el cuerpo y el tiempo pasan, pasan como la corriente. El instante presente no vuelve jamás.
Durante zazen, cada una de nuestras inspiraciones y expiraciones es la de ahora, y no vuelve nunca. Es posible rechazar la respiración, pero la de ahora no es la de antes. La respiración de después no es nunca como la de antes. Ayer era ayer. Hoy es hoy. Es diferente. Yo digo siempre que debemos concentrarnos “aquí y ahora”, crear “aquí y ahora”. De esta manera, uno puede volverse “fresco”, nuevo. El zazen de hoy no es el mismo que el de ayer. El zazen debe ser siempre fresco, “aquí y ahora”. No debéis relajaros durante zazen, ni durante el entrenamiento a las artes marciales. Hacerlo a medias no es bueno. Hay que hacerlo hasta el fondo darse totalmente. No debemos retener restos de energías.
Concentrarse significa la salida completa, la descarga total de la energía. Esto debe encontrarse en cada uno de los actos de nuestra vida.
En el mundo moderno, vemos todo lo contrario; los jóvenes viven a medias y están muertos a medias. Tienen una sexualidad incompleta. Y durante su trabajo o durante zazen piensan en el sexo, e inversamente: así sucede en todos los actos de la vida.
Pero si se descarga totalmente la energía, se puede absorber energía fresca que fluye como la corriente del agua.
Durante un combate, si se economiza un resto de energía, no se puede ganar. Este es un secreto de las artes marciales. No debemos depender de los wasa, ( WAZA ) de la técnica. Hay que crear. Si un hombre rico da dinero a su hijo, éste no aprende a ganarlo. E, inversamente, el hijo de un hombre pobre sabrá crear el método para procurárselo. Las artes marciales no son un teatro ni un espectáculo. Esto no es el verdadero Budo. El secreto de las artes marciales, decía siempre Kodo Sawaki, es que no hay victoria ni derrota. ¡No se puede vencer ni ser vencido! El deporte y las artes marciales son diferentes. En el deporte, hay tiempo. En las artes marciales no hay más que el instante. Por ejemplo, en el baseball, el “bateador” espera la pelota, existe el tiempo: la acción no se produce en el instante. Lo mismo sucede en el tenis, en el rugby en el fútbol, en todos los demás deportes. ¡El tiempo pasa y permite pensar en algo durante un pequeño momento mientras que se espera! En las artes marciales no está el tiempo de espera. La victoria y la no-victoria, la vida o la no- vida, se deciden en un instante. Hay que vivir en el instante: aquí es donde la vida y la muerte se deciden totalmente.