En Memoria de Jaume Solà Vallès
El pasado 16 de agosto de 2012 nos dejó nuestro amigo Jaume,
conocido por todos como “JAU”.
Tras una dura
lucha contra la enfermedad del cáncer, descansó finalmente y ahora tiene su
lugar entre las estrellas, en el cielo. Si os fijáis lo suficiente, podréis
sentir todavía su presencia, a través de todos los que él amó, y a todos los
que lo amaremos siempre.
El mejor amigo que
una persona pueda desear tener, sigue y seguirá ahí, entre los más grandes.
Todo lo que diga y/o escriba aquí, quedará insuficiente para tratar de expresar la gratitud que ha supuesto para mi, que JAU haya pasado por mi vida.
Jaume ( JAU ) era
particularmente lo más parecido a un hermano para mi.
Recuerdo que
cuando empecé en la práctica del AIKIDO,
( que fue el nexo motor que nos unió inicialmente) la práctica era
particularmente dura.( por lo menos en el dojo donde yo empecé ) .
Si bien es cierto que había tenido mis experiencias en el mundo de
las Artes Marciales ( Karate, Judo, Tae kwon do ) del AIKIDO me atrapó la magia de la no resistencia, el
"dejarse pegar" el “aceptar”.
Aquel dojo en aquel momento estaba lleno de veteranos
consumados que enfocaban su entrenamiento precisamente encaminado hacia su propia evolución como aikidokas
Recuerdo que los
recién llegados tenáin que buscarse la vida y recuerdo también ver hakamas por todas partes
Para más
dificultad, he de decir que los compañeros eran particularmente duros. No
decían una palabra, no daban explicaciones, hacían su técnica con relativo
cuidado del uke y la sensación que uno tenía era que estaba ralentizando su
práctica.
( Aquellas fueron
mis sensaciones. Ciertamente después, con el entrenamiento, descubrí que
aquella práctica precedía realmente a otra aún más dura.)
Recuerdo de una
manera nítida, como uno de los sempais, sin mediar palabra, mediante
insinuaciones, movimientos sutiles, lograba corregir mi posición, mis agarres,
incluso me enseñaba claramente lo inútil de mi resistencia. Éste personaje
era JAUME.
No se limitaba a
hacer sus técnicas, sino que además, trataba de enseñarme despojado de toda
clase de vanidad y con gran prudencia y respeto. JAUME era un aikidoka
que entendía perfectamente el concepto original del Aikido, como el Arte de la
Paz. ( No así otros compañeros, que focalizaban su práctica en otro tipo de
instante de evolución más enérgica )
JAUME era un
sempai veterano que sabía medirse y adaptarse a cada uke.
Por aquel entonces, muchos acudíamos a entrenar con él cuando
estábamos cansados, o bien habíamos padecido en nuestras carnes las prácticas
enérgicas de otros sempais más bien duros. JAU era como un refugio, una tregua,
un lugar dentro del dojo donde retomar el aliento.
Esto fue así durante mucho tiempo, incluso todavía hoy hay
veteranos que piensan que JAU practicaba un Aikido “suave”.
Tardé unos años en darme cuenta que precisamente el Aikido “suave”
de JAUME no era aquel oasis en el desierto al que acudíamos. Llegó un momento
en el que JAU empezó a mostrar salidas más complicadas, resistencias más
persistentes, y ausencias más evidentes.
Así fue como con algo de tiempo, comprendí que precisamente JAU había
estado enseñándonos, y lo había estado haciendo desde hacía años y ahora nos
pedía otro tipo de trabajo.
JAU nos vio novatos, ( vio lo evidente ) pero incluso midiéndose con sempais veteranos,
jamás mostraba fuerza, jamás resultaba violento y tenía la cualidad de hacer
resalaltar los errores de los demás sin
caer en la soberbia.
Además JAUME como persona culta y cultivada , se aplicó igualmente
en el marco del mundo del Aikido.
Hoy en día no existen muchas personas que hagan por evolucionar su
entrenamiento físico y cultivar su mente con la lectura de maestros de Aikido y
/o libros / temas relacionados a la par, o bien que estén dispuestas a aprender
por partes iguales de diferentes maestros.
Recuerdo también que nuestro compañero y amigo JAU también daba
clases, a las que acudíamos cuando nos era posible, donde permanecía mostrando conceptos difíciles de
comprender por nosotros puesto éramos menos aplicados, o bien , no traíamos con
nosotros el mismo “camino” que él ya había recorrido.
Estábamos en otra fase de la evolución del camino.
Recuerdo asimismo como JAU me ayudó a comprender a otros maestros,
indicándome las sutilezas de sus movimientos, y las aplicaciones de sus
técnicas, allá donde mis ojos no alcanzaban ver ( JAU me enseñó a “ver” ).
Esta es una de las cosas que más le agradeceré siempre. El no
juzgar a nadie por “trabajar” de una manera diferente.
Nuestro compañero JAUME se mostraba siempre como una persona capaz
de adaptarse a cualquier entorno,cualquier circunstancia, y era capaz de adaptarse también a cada persona también en la vida. Ésta era
una de sus grandezas. Por eso todos conocemos a muchos JAUME´s y a un único JAUME al mismo tiempo.
Era capaz de camuflar sus conocimientos, educación y cultura, para
mostrarse vulgar si el entorno así lo requería. Una de las personas que más
casaba el AIKIDO con su vida cotidiana de las que he conocido. Y he conocido a
varios personajes ya, créanme.
Nunca entraba en conflicto, aceptaba las cosas según venían.
Recuerdo que yo hace unos años estaba en la tesitura de querer
dominar los elementos de mi vida. Como si tuviera que “fabricarme” mi propia
suerte.
JAU me enseñó a aceptar las cosas tal cual discurren y a seguir
con mi intención primera a la vez, si así lo consideraba oportuno.
JAU fue, dentro y fuera del dojo, una persona excepcional. Una
persona capaz de entrar y salir de cualquier conversación y además con la
capacidad de hacerlo con nota.
Era aquella persona que
podías llevar donde fuera.
Un AMIGO con mayúsculas, que estaba contigo a las verdes y a las
maduras. ( de esto tampoco abunda ya )
JAU era el mejor compañero en el campo de batalla porque era capaz
de hacerte ver tus propios fallos, tus carencias. Capaz de hacerte ver los
fallos de los demás y capaz de analizar cómo derrotar a cada circunstancia como
salir airoso, como alcanzar el éxito de una manera pulcra, sana y eficiente.
JAU empezó a postponer la práctica del AIKIDO por los problemas
relacionados con su enfermedad y esto era algo que tal vez no quiso hacer
demasiado público, por no querer preocupar en demasía a sus amigos. Recuerdo
que yo empezaba entonces a dar clases y tenía dudas en ocasiones. Tampoco soy
de las personas que busquen ayuda rápidamente, porque prefiero ver si soy capaz
de dar con la solución o algo próximo a la solución por mí mismo. Pero a veces,
no lograba salir del bucle de las dudas.
Entonces le llamaba por teléfono y me las resolvía al acto. En el
mismo instante. Ello me hacía consciente de cuán pequeños eran mis
conocimientos y del maestro que tenía delante. No muchas personas fueron
conscientes de ello, por eso quiero especialmente dejarlo escrito aquí.
JAU siempre animó a todos los que los rodeaban en cualquier
empresa que se quisiera emprender. Incluso ayudaba en las dificultades, siempre
desinteresadamente.
En ocasiones escuchaba a compañeros que tenían que reorganizar el
sistema de su trabajo, ( almacenes, mercancías, etc ) o bien se veían en situaciones de las que no sabían como salir, y recuerdo
como JAU siempre tenía una sugerencia adecuada y respetuosa para ello.
Personalmente tuve un trabajo que me hacía viajar muy a menudo y
nos llamábamos con frecuencia. No importaba la distancia ni el tiempo que hacía
no que no nos veíamos, él estaba siempre ahí, y me dejaba al colgar con un
sentimiento de estar siempre en casa,
estuviera donde estuviera.
JAU era una persona generosa, lo compartía todo contigo. Y cuando
se ofrece todo, sin tener de todo, es cuando la generosidad se muestra más
cristalina.
JAU era una persona con una sensibilidad excepcional. En ocasiones
la ocultaba, pero los que lo conocimos , sabemos de su capacidad de transmitir
y emocionar.
JAU era también una persona enteramente reflexiva, pero entendía
el aquí y ahora, y así lo aplicaba cuando la situación lo requería. Y lo hacía
con una determinación que por ejemplo yo mismo no poseo.
A la vez, lo que hacía, lo
hacía siempre con una gran capacidad de
transmitir quietud, calma, sosiego, paz. Era capaz de llevarte “a su lugar”.
Ya enfermo, JAU no siempre respondía las llamadas cuando los
compañeros querían saber de él, pero esto es algo que debe comprenderse, dada
la magnitud del desgaste de su lucha. Siempre animé a los compañeros a que se
esforzaran en mantener viva la llama de la amistad.
Personalmente, incluso yo
debí haber estado más a su lado en cualquiera de sus momentos. Yo pasé también
por momentos complicados, pero no son excusa, ( lamento , hermano que no hayas
conocido a mi hijo en persona, pero lo arreglaremos, no te preocupes )
JAUME siempre tenía, una palabra de ánimo para los demás,
olvidándose por completo de sí mismo. La gran entereza y fortaleza mental, no ligaba con la
enfermedad que minaba su cuerpo, y fue siempre consciente de todo lo que le
rodeaba, y de sí mismo.
Respecto al Aikido, me consta que estaba bastante centrado y que jamás
lo abandonó. Inició un blog que se llama aikidodesdeelladooscuro.blogspot.com,
y estuvo ligado durante todo el tiempo a una práctica mental y al estudio de la
energía. Se cultivaba y se aferraba al Aikido como un método para olvidarse de
sí mismo, además con algo que formaba parte de su vida.
No hace falta irse a Japón o seguir a un maestro consagrado o a un
alto grado de AIKIDO cuando en ocasiones, tenemos a grandes maestros más cerca
de lo que imaginamos.
Éste era el caso de JAU.
En ocasiones esto ocurre con la amistad también, nos perdemos a
los grandes amigos que pasan por delante de nuestras vidas porque no estamos
pendientes.
Yo tuve la suerte de que ambos supimos vernos y querernos.
Amigo, compañero, hermano.
Allá donde has ido, allá donde vas y allá donde estás yendo , sé
que ya estás haciendo por cuidar de cada uno de nosotros como tú solías
hacerlo.