En ocasiones, cuando vemos demostraciones de AIKIDO, bien sea acudiendo a cursos, o viendo DVD´s de maestros, videos en el you tube, etc, nos asombra la diferencia técnica entre unos y otros maestros. Principalmente, mi sensación es que pese a pertenecer a un mismo lugar, los acentos y la firma de cada persona prevalece, creando una variante, tal y como se hace con los tonos ( siendo siempre colores, si nos referimos a la pintura ) o a las notas ( si nos referimos a la música ) dentro a su vez, de un mismo marco.
Me impresiona especialmente, aquellos maestros que gozan de un fluír contínuo, aquellos que parece que "no hagan nada" ciertamente, muestran que han pasado por todos los niveles evolutivos con éxito, sin metas
( Video de sensei Seigo Yamaguchi, maestro, entre otros, de Senseis como Tissier, Endo, Noel, etc )
todo esto me tiene intrigado y me hace replantearme contínuamente mis esquemas, precisamente porque varían mis sensaciones. Es aquella atracción que siente uno por lo que le atrae, aunque no lo entienda.
Ésta es una de las premisas que particularmente me atrae del AIKIDO como si siempre fuera mi primer día.
Ésta conjunción requiere de una plácida unión con uno mismo y la misma naturaleza.
Buscando reducir y/o eliminar la agresión sin dañar al agresor, el AIKIDO nos muestra un camino de purificación de nuestras sensaciones inmersas en la vorágine diaria, limpiando cada uno de nuestros elementos más íntimos, desatascando nuestra mente, y ante todo, nuestra capacidad para reaccionar, sentir, respirar, armonizar y ser consciente del aquí y ahora, no como un desafío, si no más bien como un "aquí "estoy vivo, aquí siento, y "ahora", respecto a que uno está "conectado con su entorno"
Ciertamente visto desde un punto de vista externo, es sumamente complejo, ( repito, son mis sensaciones ) entender éstos aspectos, ( hablo de penetrar más allá de la superficie ) puesto que vaya uno donde vaya, el AIKIDO se presenta en líneas generales como un Arte Marcial moderno, tradicional, y como un conjunto de ejercicios que se realizan y que con el tiempo tarde o temprano acaban dominándose.
La sensación reinante, una vez pasados unos años dedicados al estudio del AIKIDO, puede ser diversa, pero creo que es algo bastante común y extendido, que de un modo u otro, con los años llega una calma plena, una sensación de UNIÓN constante, donde más que ganar, sobreponerse, sobresalir, derribar, uno requiere, necesita, ama a su UKE por las sensaciones que le ayuda a conseguir, y por colaborar en su progreso ( tanto en el propio como en el ajeno )
Siendo la propia Naturaleza, tal cual se plantea, tal cual se ve, atronadora, dulce, sencilla, pura es precisamente la conexión con la misma la que nos permite fluír entre nuestros propios muros y trampas mentales y avanzar, de una manera dócil a la vez que efectiva, con nuestro uke y/o adversario.
Es evidente que llegados a este punto de la práctica, llegados a esta sensación global, el Arte del AIKIDO se torna más que una relación de técnicas de combinables entre sí.
Es complicado entenderlo, como me parecieron complicados los poemas de O´sensei ( que aunque lejos de comprenderlos, empiezo a ver una luz al final del túnel ) Lo que quiero expresar es que quizás uno tenga la sensación de que también el Aikido contribuye a una expresión artística única.
Rara vez se da en otra actividad una sensación de unión tan íntima con uno mismo y con el entorno, por eso precisamente el AIKIDO es como la propia naturaleza.
Estas mismas palabras que yo escribo ahora, eran recibidas y/o escuchadas por mis oídos hace más o menos 10 años por mis sempais y maestros y no las entendía en absoluto.
Hoy en día, tampoco entiendo completamente, pero creo comprender algunas pequeñas cosas.
Entiendo que el progreso, sólo viene a través de la práctica.
Entiendo que el progreso, sólo viene a través de la práctica.