Nueva entrega de la CAJA LACADA, ( y ya van siete! ) a cargo de nuestro amigo Jorge Santillán, gracias Jorge por tus aportaciones!
En esta entrega de La Caja Lacada
os presentamos a un osito (redondo) que nos
enseña el taoismo de otra manera, también “redondas”. Son dulces y
verdaderas como la miel. Que seguro nos gusta a todos.
Están extractadas del libro “El Tao de Pooh”, publicado por editorial EDAF.
En la tapa del libro, edición de
1996, dice: El Taoismo para ocidentales... O cómo el Camino es revelado por el
Osito de Pequeño Cerebro. Su autor es Benjamin Hoff y las ilustraciones (no
son las de Disney) de Ernest. H. Shepard. Os lo recomiendo.
Además de entretenernos mucho
creo que es una forma tierna y sabia de entender el Taoísmo. tradición tan
apreciada en nuestra Caja Lacada.
Os dejo unos extractos para ir
haciendo boca...
-Cuando te
despiertas por la mañana, Pooh -dijo Cerdito
finalmente-¿qué es lo primero que te dices a ti mismo?
-¿Qué hay para desayunar? -contestó Pooh- ¿Y tú, ¿qué te dices, Cerdito?
-Me pregunto qué es lo que va a tener hoy de emocionante?- respondió Cerdito.
Pooh movió su cabeza, pensativo -Es lo mismo- dijo.
-¿Qué hay para desayunar? -contestó Pooh- ¿Y tú, ¿qué te dices, Cerdito?
-Me pregunto qué es lo que va a tener hoy de emocionante?- respondió Cerdito.
Pooh movió su cabeza, pensativo -Es lo mismo- dijo.
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-¿Qué es lo que más te gusta hacer en este mundo,
Pooh?
y se paró a pensar.
Porque aunque comer miel era algo
estupendo, existía el momento inmediatamente anterior a cuando uno
empieza a comérsela que era mejor que cuando uno se la come, pero no sabía como
se llamaba ese instante...
…...............................
-Sí -asintió Cerdito- “Conejo es listo”.
-Y Piensa mucho.
-Sí - contestó Cerdito- “Conejo Piensa mucho”.
Hubo un largo silencio...
-Me imagino -dijo Pooh- que por eso él nunca entiende nada.
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Ya sea pesado o
ligero, húmedo o seco, rápido o lento, todo tiene
su propia naturaleza. Y ya dentro de ella no puede ser
violada sin causar dificultades.
Cuando las reglas abstractas y
arbitrarias son impuestas desde el exterior, la lucha es inevitable.
Sólo entonces la vida se vuelve agria
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-¿Cómo lo haces, Pooh?
-¿Hacer qué? -preguntó Pooh.
-Hacer con tan Poco Esfuerzo.
-No hago mucho -dijo.
-Pero todas tus cosas acaban por hacerse.
-Es como si se hicieran solas -dijo.
-Espera un minuto. Eso me recuerda algo del Tao Te King -dije, cogiendo el
libro-. Aquí está, capítulo 37, traducido, es algo así como:
“El Tao nunca lleva
a cabo ninguna acción, pero no deja nada por hacer”.
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(selección de caráctulas del libro referenciado publicadas sin el permiso del autor )