No es la primera vez, no ha sido, ni será la última vez tampoco, que hago eco de los comentarios y / o artículos de Germán Contreras, aikidoka veterano, compañero y amigo, a cargo de AIkido Copp en Mataró.
Germán es una persona sincera, pese a que esa sinceridad no guste, no encaje, no se adapte a los tiempos que corren, o bien puede que no sea políticamente incorrecta. Y lo mismo ocurre con su Aikido y su manera de transmitirlo y practicarlo. Pero esta es la grandeza de las personas sinceras y valientes, porque no temen decir lo que piensan.
Así que en lo referente a esta introducción, creo que el artículo que sigue, refleja fielmente las líneas expresadas anteriormente, e invitan a una reflexión interna. Disfrútenlo:
El aikido y el principio de falsabilidad, por Germán Contreras, AIKIDO COPP, MATARÓ
Para obtener unos resultados sólidos en nuestro entrenamiento en aikido, y en cualquier otra disciplina enfocada a la estrategia, la táctica y la eficacia, y entendiendo como ámbitos de actuación cualquier tipo de conflicto (no sólo de carácter físico) es fundamental disponer de algún método de estudio que nos permita tener la certeza (siempre dentro de lo posible) de que en caso de necesitar nuestros conocimientos, estos van a sernos útiles y no sólo parcialmente útiles, ya que en el segundo supuesto dependeríamos en buena medida del factor suerte para salir airosos de dichas situaciones.
Los sistemas medievales y anteriores fundamentados en el principio de autoridad (mengano sabe mucho de esta disciplina, ergo si mengano dice que esto debe ser así, en consecuencia es así) han demostrado de manera clara y meridiana durante el transcurso de la historia, sus limitaciones, derivadas estas por una parte por la dificultad de transmitir el conocimiento de modo íntegro sin pérdida alguna, por otra parte por la especulación alrededor del conocimiento ejecutada por algunas partes de la cadena de transmisión del conocimiento para dar ventaja a unos u otros a corto plazo con el riesgo de dispersión o adulteración de dicho conocimiento en el caso de que la transmisión sea realizada en la siguiente fase por la parte que recibió la información adulterada, y por otra parte por el hecho de que, obviamente, las autoridades que definieron el “como hacer algo” en un principio no tienen porque dar una solución de carácter universal y de una efectividad total a un contexto en concreto, siendo como son ellas mismas parte de una cadena de transmisión del conocimiento más amplia.
Si bien es obvio e indiscutible que en un principio la única manera de empezar a aprender es tomar como referente el criterio de autoridad de aquellos que transmiten lo que saben y darles un voto de confianza (que nunca y bajo ningún concepto debiera ser un “acto de fe”) no está de más complementarlo con el principio de falsabilidad como método para validar el “como hacer algo” de manera temporal hasta que se encuentre un método mejor, o invalidar caminos que no nos lleven a ninguna parte y supongan una pérdida de tiempo y esfuerzos. El principio de falsabilidad, por explicarlo de un modo sencillo (para profundizar más en el concepto, consultar la obra de Karl Popper), y aplicado al aikido en concreto, se fundamenta en buscar un contraejemplo que anule el modus operandi establecido como cierto.
Partiendo de la base de que todas las técnicas, dinámicas, tácticas y estrategias del aikido deben poder ser aplicables con una eficacia de un 100% como principio base, al tratarse como se trata de un arte marcial puro en el que siempre debemos actuar como si nos estuviésemos jugando la vida, de que la aplicación de dichos recursos va a variar en función de las variables contextuales que nos encontremos en cada caso, y de que a la hora de aplicar dichos recursos, sobretodo en los casos físicos, nuestra respuesta va a ser en función de lo que hayamos interiorizado a nivel subconsciente y no va a haver opción a racionalizar nada, es de vital importancia tener claro que a lo máximo que podemos aspirar es a ir incrementando nuestra eficacia de manera progresiva mirando de comprender todas las situaciones que puedan llegar a derivarse de cualquier dinámica agresora “standard” (shomenuchi, tsuki, etc.) y cuáles pueden ser las soluciones de carácter más o menos absoluto que nos permitan reconducir dichas dinámicas, se presenten estas como se presenten, del modo que consideremos oportuno, y teniendo siempre claro que lo que hasta un momento dado hemos considerado como una solución más o menos eficiente en cualquier momento puede pasar a convertirse en una solución de tipo parcial, parte de una solución más amplia, o quedar directamente obsoleta si detectamos un error que la invalide que no fue posible detectar antes.
Este es un camino mucho más lento que el habitual al tener que preveer infinitas variables en vez de una o dos como mucho por dinámica agresora, mucho más duro psicologicamente al tener que asumir en todo momento que cualquier cosa que das por cierta puede ser erronea y que tu manera de progresar es precisamente mirar de encontrar el modo de anular lo que tú mismo das por válido, pero por otra parte, a corto, medio y largo plazo, mucho más eficaz en cuanto a establecer premisas válidas se refiere.