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lunes, 18 de julio de 2011

Algunos aspectos del Respeto



No quisiera centrarme en demasía, en el aspecto de "Respeto" o conjunto de ideas expresadas bajo el conglomerado del "REI", si no tan solo, expresar mi humilde opinión sobre el respeto hacia la figura del Maestro, compañeros, y uno mismo.

A diferencia de hechos tan simples como la cortesía u obedencia que a día de hoy sostenemos hacia un superior por ejemplo en el trabajo, en el contexto del Aikido, el respeto hacia un Maestro, es en mi opinión, un respeto auténtico y desinteresado.


Es quizás el mismo respeto  (o bien si no parecido ) que sentimos cuando escuchamos a un músico cuya obra nos atrae enormemente porque nos comunica sentimientos que no somos capaces de expresar con palabras, o bien cuando leemos un poema de un autor que parece estar explicando con palabras exactamente las sensaciones que precisamente nosotros no podemos expresar con certeza.




A medida que vamos avanzando en nuestra práctica, somos cada vez más conscientes de nuestras limitaciones, y cada vez más conscientes también del eterno camino a recorrer. Bajo este punto de vista, contemplar a una persona que ya pasó por todas estas inquietudes, que "ya saltó todos esos muros" merece un enorme respeto hacia la figura del que "nació antes" en / hacia este arte marcial.

Vaya por delante, en mi opinión, que la palabra "Maestro" conlleva muchos aspectos que quizás no pueda expresar aqui y ahora, pero que indudablemente está muy por encima de la palabra "instructor" o "profesor"

Todos los que llevamos un tiempo practicando, seguimos siendo sorprendidos por como nuestro maestro, es capaz de adelantarse y leer nuestra mente ( en el contexto del Aikido ) cada vez que estamos atascados en algo o bien creemos que estamos realizando un movimiento correctamente.
Incluso, ocurre, que en un momento determinado  no entendemos lo que se nos está explicando y / o sugiriendo. No lo entendemos pero seguimos nuestra práctica.Pero pasan los meses, incluso en ocasiones los años, y es cuando uno exclama : "AHORA SÍ! "Ahora creo que lo entiendo!"



Éste respeto, ésta clase de respeto desinteresado, debería ser extensivo y fomentado en mi opinión en muchos aspectos de la vida cotidiana hacia los demás. Desafortunadamente, no hace falta más que darse una vuelta por cualquier ciudad para darse cuenta que el respeto hacia las personas mayores, los grupos menos favorecidos, las mujeres, y toda una serie de colectivos e incluso grupos individualizados,( aquel chico que siempre va solo, aquel otro que tiene que es obeso, aquella chica que no habla, etc ) está en declive, jamás es recíproco, es corrupto y que además brilla conjuntamente con la falta de educación.

En el entorno del dojo, todas estas carencias de respeto que vivimos y experimentamos en la vida cotidiana, afortunadamente, deben quedarse fuera sencillamente porque no tienen cabida alguna.
El Dojo es y debe seguir siendo el lugar sagrado, aislado de las tendencias y alteraciones externas, un lugar donde trabajar arduamente, donde desmenuzar nuestro ego en pro de la humildad, para despojado de toda pesadez, pueda inciar libremente el camino del aprendizaje.

En mi opinión, cualquier persona que no entienda esto, tiene un desorden que le niega capacidad alguna para aprender.

Nuestro lugar de iluminación es precisamente eso. Y alcanza todos los niveles positivos que cada uno quiera ponerle.Es un lugar donde se recibe de buen grado y se abraza cálidamente a cualquier persona que esté sana y que tenga la voluntad de aprender.Es un lugar que regenera, donde experimentamos nuestros avances, nuestros errores, donde fomentamos, reforzamos nuestro compañerismo, y es en definitiva, el lugar donde venimos a aprender.

Ciertamente, tampoco sería descabellado afirmar que es, en mi opinión,  uno de los pocos lugares donde "somos" más puros, con más esencia, más nosotros mismos.

Sólo un Maestro es capaz de sumergirse con éxtio en los adentros más profundos de sus alumnos, entenderlos por dentro y por fuera, y es capaz de activar el botón motivacional adecuado en cada persona, del mismo modo que tiene la capacidad de dar una reprimenda o efectuar una corrección hacia algún aspecto en el que el alumno está errado.

Sólo un Maestro es capaz de transmitir nítidamente aspectos que van más allá de las técnicas de Aikido a sus alumnos.
Asimismo, como alumnos, debemos SIEMPRE mostrar respecto a los Maestros, sean o no sean nuestros Maestros, o bien sean Maestros de otras disciplinas.

Como suele decirse, son los alumnos quienes hacen realmente al maestro, pero en mi opinión, existen Maestros, que son los que verdaderamente cincelan, pulen y crean alumnos, con independencia del número de alumnos que tengan.

Esos Maestros, son aquellas personas que son capaces de ver siempre más allá de las simples apariencias de las situaciones, los conflictos, los dilemas y los individuos.
Son aquellas personas que son capaces de anticiparse a nuestros problemas de desarrollo. Y del mismo modo que el respeto hacia ellos es desinteresado, éstos, dan su anhelo, afecto y voluntad a través de su ímpetu en crear mejores alumnos, también de una manera desinteresada.

En mi opinión, por ejemplo, éste desinterés colabora activamente en el desarollo positivo.
Mantener posiciones de "deuda" o de "compra de tiempo", son por expresarlos de alguna manera, son roles que  se desarrollan en la sociedad moderna en los trabajos que afortunada o desafortunadamente necesitamos para subsistir.
Todos nos debemos a nuestros jefes, en la medida en la que ellos nos pagan.
Cuando esa relación se rompe, se rompe la cadena del interés y empiezan a caer valores como el respeto, el hecho de obeceder, la admiración, etc.

Si bien es cierto, que existen afortunados que han encontrado en sus trabajos "jefes" a los que admiran y sobre los que son complacientes subordinados, la tónica general es que en realidad, esto no es así en la gran mayoría de los casos.

En un dojo de Aikido, el respeto no es una calle de única dirección. El respeto va más allá porque es recíproco. Debemos agradecer al Maestro lo que nos está enseñando y cómo nos ayuda a superar nuestros obstáculos, de la misma manera que agradecemos a los compañeros más veteranos, sus sutiles insinuaciones respecto a errores que estamos cometiendo en el desarrollo de una técnica.
Debemos asimismo, estar agradecidos de que los compañeros menos veteranos, se ofrezcan confiándonos su cuerpo para que nosotros podamos trabajar con él. En el caso de los compañeros más nuevos también, por ejemplo, el agradecimiento es si cabe algo más especial, puesto estamos frente a una persona que no ha encajado jamás una técnica, y su cuerpo va a reaccionar de una manera diferente respecto a un sempai. Es por ello, que debemos ser recíprocos, y mostrar la mayor atención posible por mejorar nuestra técnica y no dañar en absoluto a un kohai.

Del mismo modo que nuestro Maestro es capaz de despertar y transmitir su pasión por el Aikido, los alumnos más veteranos, deben colaborar en transmitir esas sensaciones respecto a los alumnos más noveles.
En mi opinión también, son los sempais los que deben orientar sutilmente a sus compañeros menos avanzados en los aspectos de la cortesía y mostrarles el camino correcto del respeto.
Incluso me atrevería a decir que hay momentos en los que la responsabilidad de los alumnos veteranos no es mayor porque tengan mayor dominio de las técnicas, si no que quizás es mayor si no actúan hacia situaciones que no pueden darse ni fomentarse en un Dojo.

Cuando atravesamos la puerta de un DOJO, no estamos pasando al otro lado de una sala sobre la que abonamos una cuota para realizar una actividad de un tiempo limitado.
Entramos en un lugar especial donde nos despojamos totalmente de toda clase de ego, y estando totalmente desnudos de alma, y con la mente limpia, es cuando podemos empezar a asimilar, aprender, entender...


Colocar y velar por limpiar el tatami, colocar bien las herramientas, incluso las sandalias.
La etiqueta, y ahora sí que me refiero al REI, no tan solo muestra un aspecto de la satisfacción personal, si no que se extiende hacia la satisfacción de los demás.